El pasado 15 de febrero terminó la
temporada de caza que se lleva a cabo todos los años en la Sierra de la Quilama,
y en concreto, en Cilleros de La Bastida.
La temporada de caza mayor comienza en
septiembre y la de caza menor en octubre, terminando ambas en febrero. Durante
esta temporada, se celebran entre 5 y 6 monterías.
Cuando se trata de caza mayor
(jabalíes, ciervos y gamos), aproximadamente 30 cazadores se reúnen
habitualmente los domingos por la mañana en el pueblo para el sorteo de
puestos.
Aunque las monterías pueden celebrarse otros
días hábiles lo habitualmente es que se realicen los domingos.
Para levantar a los animales de sus
escondrijos e intentar dirigirlos hacia los puestos donde están situados los
cazadores, se suelen utilizar 3 rehalas
de perros procedentes de Valero, Villavieja u otros pueblos.
Tras una mañana de emocionantes
esperas y algunas anécdotas y cuando el capitán de la montería hace el aviso de
fin de la misma, los cazadores vuelven al pueblo para exponer los trofeos y
poder disfrutar de una caliente y reconfortante comida casera en el bar de Cilleros de la Bastida.
El cazador tiene plena libertad para
hacer lo que quiera con sus animales abatidos. La caza menor (perdices, libres,
conejos, becada, etc.) se celebra los días de la temporada que no hay fijada
ninguna montería. Los cazadores van por libre o en cuadrillas de tres o cuatro
personas que van moviéndose por el campo en busca de piezas, ayudándose de sus
perros.
Durante el resto del año, los
cazadores del coto se reúnen para fijar fechas y planificar la próxima
temporada.
Firma el artículo: Rocío Asensio
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